¿QUÉ HA PASADO CON NUESTRO PENSAMIENTO CRÍTICO?

Por Adolfo Ariza

Desde hace un tiempo me empezó a llamar la atención cierto retroceso cualitativo en algunos temas sociales.

Tal vez lo primero haya sido el tema de la música. Hablo de la música que se escucha comúnmente, la que escucha la gente, los jóvenes principalmente, como hace la mayoría de las personas en la sociedad.

Me gusta mucho la música, aunque no tengo formación musical. Empecé a escuchar folclore mendocino en discos que ponía mi padre en un “combinado” (radio y bandeja giradiscos). Por supuesto, eran discos de pasta de 78 rpm.

Lo que recuerdo de lo que vino después es el rock: Bill Halley y sus Cometas, en el bello Cine Cóndor de la calle Lavalle. Los Beatles, el Club del Clan, el rock nacional marcaron mi crecimiento, pero nunca hablé de la “música de mi tiempo”; es más, cuando algún alumno me lo mencionaba, le decía: “La música de mi tiempo es esta”, y era lo que pensaba, y pienso.

Por eso, he valorado toda la música que iba apareciendo, más allá de mi eterno amor por el rock y la cumbia de mi fin del secundario (los Wawancó, ¿se acuerdan? …” Si de lejos ves venir una canoa…”)

Sin embargo, en algún momento, no tan lejano, empecé a sentir que no me gustaba la música que estaba escuchando, situación que se fue acentuando con el tiempo.

Pensando en esto, busqué algo de información, y, para no alargar el tema, voy a citar un par de párrafos de esta nota: https://www.dakotapulse.com/blog/la-musica-actual-si-es-basura/.

“La música de nuestra generación cada vez suena más idéntica al resto de música en cada nicho. Y es que la evolución de la música urbana se ha frenado una barbaridad durante estos últimos 2 años. Fijémonos en la década de los 2010: buenos años para la música, aunque no te guste el dubstep o el electrolatino, o los sonidos de wavetable del EDM. Aquí hablo de evolución, frescura, innovación.” (habla de la década del 20)

“Pero ya no solo hablo de los géneros y los enfoques de los temas, sino también de las letras.”

“…el problema es que el contenido y el formato no han evolucionado absolutamente nada desde hace un lustro.”

Dudé bastante en hablar de esto, me planteé si no era una cuestión de mi obsolescencia. Lo comenté con algunas personas, y recibí respuestas diversas, pero varias de ellas concordaban con mi pensamiento.

Tengo en claro que quienes difunden música saben cómo hacer para que un tema se transforme en viral, y más de una vez me he sorprendido acompañando algún tema musical que no me gustaba, pero que estaba de moda.

Voy a citar al enorme Charlie García después de buscar un comentario sobre la música actual que le había escuchado hace algún tiempo (https://www.facebook.com/CultoLT/videos/charly-garc%C3%ADa-escuchamos-basura/1364747423610065/?locale=es_LA)

“Para mí la música es melodía, armonía y ritmo. Ahora hay ritmo, pero falta la melodía y la armonía”.

Agregó “…lo que pasa es que no escuchamos música, escuchamos basura.”

Tal vez sea una afirmación extrema, pero es real que muchas veces me sucede cambiar estaciones de radio sin poder encontrar algo que me guste. Esto le va a caer mal a muchos, incluidos mis nietos/as, porque es la música que cantan y bailan la mayoría.

Es real que corro el riesgo de ser tachado de regresivo, viejo, o de cosas peores, pero, por eso traté de documentarme de la mejor manera posible.

Además de la música, hay otro hecho relacionado con este deterioro social que me llamó la atención, y que, además, es mucho más grave: la situación política del mundo, y de Argentina, claro.

No creo necesario abundar en un tema bastante comentado, aunque sea difícil encontrar información objetiva, lo cual tiene explicación:

“Otra controvertida forma de hacer periodismo se ha consolidado en los últimos tiempos en Argentina. Según la expresión utilizada por el periodista Julio Blanck es el “periodismo de guerra”. Se trata de un periodismo que se aparta de los parámetros clásicos para, según Blanck, “sobrevivir a una guerra que se nos (les) había declarado” (entrevista de Jorge Fontevecchia en el libro Periodismo y verdad). Este periodismo guarda con el periodismo la misma relación que la música militar tiene con la música. La justificación para hacer este periodismo partisano descansa en una visión maniquea, según la cual, en nuestro país, confrontan dos visiones de la política totalmente opuestas: una visión autocrática y otra republicana. Esta concepción teológica de la política la sintetizó magistralmente el ex Presidente Macri cuando afirmó que se trata de elegir entre “la luz o la oscuridad”. (https://www.elcohetealaluna.com/periodismo-de-guerra/)

También dice: “Por consiguiente, al tratarse de estructuras empresariales que necesitan garantizar cierta rentabilidad a sus accionistas, tienen un sesgo pro mercado, dominado en ocasiones por tendencias oligopólicas. Sus líneas editoriales se inscriben generalmente en las coordenadas del liberalismo económico, diferenciándose luego por el enfoque sobre temas políticos, culturales o religiosos. “

De todos modos, hay estrategias políticas que tienen que ver, y lo mencioné en esta entrada en mi blog https://www.miradasdesdemendoza.com.ar/2020/09/17/cual-es-el-papel-del-odio-hoy-en-la-politica-y-en-la-sociedad/

“En su libro El arte de ganar (2011), Jaime Durán Barba, que fue el conductor de las campañas electorales del PRO, afirmó:

“El electorado está compuesto por simios con sueños racionales que se movilizan emocionalmente. Las elecciones se ganan polarizando al electorado, sembrando el odio hacia el candidato ajeno… Es clave estudiar al votante común, poco informado, ese que dice “no me interesa la política” El papel de los medios es fundamental, no hay que educar a la gente. El reality show venció a la realidad…”

Así lo hizo Trump, que lo entendió bien.”

Trump es un ejemplo de este retroceso de personajes –relevantes, además- de la política.

El otro que voy a mencionar es Bolsonaro, en Brasil.

Está claro que, cuando hablo de retroceso, tengo en cuenta varios factores que considero que debe tener un político respetable:

  • Idoneidad política, demostrada, en alguna manera, en su historia personal
  • Capacidad (intelectual, formación, moral) que supere el manejo de las tretas políticas que ayudan –o permiten- a ganar elecciones
  • Comprensión, y asunción, del valor de la política para el desarrollo de la sociedad y del mundo mismo
  • Ser parte, y/o encabezar, un proyecto político valioso para la sociedad en que actúa y hace política

No hace falta mayor análisis para concluir en que ambos no tienen –o tienen muy poco- de esos factores. Con solo guglear sus nombres encontraremos una lista de los hechos –quizás tropelías- que demuestran que no tienen validez política, a pesar de sus ocasionales triunfos y de que, a pesar de eso, sigan teniendo peso electoral.

Por supuesto, al tope de la lista, está el actual Presidente de los argentinos, Javier Milei.

Tenía que elegir entre desarrollar, en cualquier grado, la lista no breve de acciones que ha cometido el mandatario desde que empezó su no muy larga carrera, que se inicia como comentarista económico y político y que termina en su triunfo en el ballotage del 2023, o mencionarlo sucintamente como un extremo ejemplo de mi afirmación.

En realidad, nunca le vi aptitud ni siquiera como comentarista, y menos, candidato, pero la realidad es que el rechazo a la clase política –la “casta” que iba a desalojar- le dio validez, y el triunfo final.

Difícil es comentar su gestión, tan inicial, y emitir un juicio de valor, pero lo transcurrido amerita una descalificación rotunda, como la que está generando en mucha gente de Argentina.

De todos modos, creo que nunca ha sido tan difícil predecir la continuación de un proceso político, y lo digo sin el menor ánimo de augurar situaciones problemáticas –que ya hay bastantes, por lo demás-, porque podrían darse definiciones en más de un sentido. Personalmente, creo que hay más razones para el pesimismo que otra cosa.

Ahora bien, descriptos de esta manera los que he llamado “retrocesos cualitativos” queda explicar para qué lo hecho.

Encontré este video cuyo vínculo comparto: https://youtube.com/shorts/Kui-y33BnRE?si=0UumnNK0EbV6UaY4

En él se comenta el libro La segunda venida” de Franco “Bifo” Berardi en el que se habla de (transcribo):

“…la creciente pérdida de racionalidad de la sociedad actual. Esa pérdida de racionalidad tiene como consecuencia inmediata la disolución del pensamiento crítico. Nosotros perdemos progresivamente la capacidad de pensar críticamente. De ese modo, se deriva en la expresión de sentimientos viscerales como el odio, la venganza, como formas de expresión política. Tenemos que tener en cuenta que la racionalidad moderna es el sostén del sistema democrático liberal. Por ende, la disolución del pensamiento crítico y de la racionalidad, termina abriendo la puerta a la posibilidad del acceso de un nuevo fascismo.”

Por supuesto, es una hipótesis que necesitaría un desarrollo mayor y más profundo de quienes tengan la formación y la trayectoria suficiente, pero a mí me parece inicialmente muy válida para servir de ejemplo de la realidad inédita, a veces incomprensible, que vemos en el mundo actual.

A estos sentimientos tan básicos y elementales hace referencia Durán Barba al describir a quienes, en definitiva, son los que determinan quiénes nos gobiernan y para qué.

Antes de las elecciones –más allá de saber de la dificultad para elegir un candidato-, convencido de que Milei significaba una posibilidad cierta de catástrofe, presenté mi posición en las redes, en mi blog, y personalmente, con algún conocido y familiares.

Recibí respuestas del tipo de “bueno, pero si los otros fracasaron, démosle una oportunidad”, sin importarles los argumentos que les presentaba. O sea, fue una decisión emocional por una mezcla de rabia, venganza, esperanza, sin análisis racional y crítico.

He leído algunos comentarios que ponen en duda la estabilidad emocional y aun la salud mental del Presidente, pero en realidad sigue haciendo lo mismo de siempre, sin asumir que ahora es el Presidente de los argentinos.

Hay una imagen que el mismo Milei subió a las redes: se trata de una imagen de la estatua de la Libertad en Nueva York, que ha sido intervenida y le han cambiado su rostro original por el del mismo Milei.

Pero sería una larga lista de descalificaciones, incluso groseras, papelones inéditos en un Presidente argentino, aunque hay gente que no pierde la esperanza, tal vez porque lo considere una última carta para nuestra Patria.

Por lo tanto, creo que el problema en esta, y otras situaciones como las presentadas, es que falta pensamiento crítico, por eso pueden manejarnos desde las redes, u otros medios, en las elecciones o en otros temas, del mismo modo que manejan nuestras tendencias, likes y visitas virtuales para vendernos cosas que no necesitamos.

¿QUÉ ES EL PENSAMIENTO CRÍTICO?

“El pensamiento crítico es el proceso de dudar de las afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas. Por ello, el pensamiento crítico no aspira a alcanzar una verdad absoluta, sino a profundizar en prácticas y estrategias que nos permiten someter nuestras convicciones, y las de otras personas, a discusiones.

Importancia del pensamiento crítico

Se define, desde un punto de vista práctico, como el proceso mediante el cual se usa el conocimiento y la inteligencia para llegar de forma efectiva a la postura más razonable y justificada sobre un tema. Entre los pasos a seguir, los especialistas señalan que hay que adoptar la actitud de un pensador crítico; reconocer y evitar los prejuicios cognitivos; identificar y caracterizar argumentos; evaluar las fuentes de información; y, finalmente, evaluar los argumentos.” (Wikipedia)

Esta capacidad es la que estamos perdiendo, y no sé cuánto la podremos recuperar.

Berardi culpa al hiper capitalismo liberal de este regreso del nazismo (a eso se refiere con “la segunda venida “) y relaciona lo que llama “idiotez” en la sociedad con esta posibilidad.

Recuerdo que en alguna época denunciábamos lo que llamábamos “tinellización” porque significaba que los programas de televisión pasaban a ser banales, y eran un camino para la banalidad de la gente.

Justamente, en https://www.ellitoral.com.ar/corrientes/2023-2-26-0-0-0-la-tinellizacion-del-ocio, aparece esta cita: “La banalización de las artes y la literatura, el triunfo del periodismo amarillista y la frivolidad de la política son síntomas de un mal mayor que aqueja a la sociedad contemporánea: la idea temeraria de convertir en bien supremo nuestra natural propensión a divertirnos.- Mario Vargas Llosa, La civilización del espectáculo”

Esto es moneda común en nuestra sociedad.

Agrego otro párrafo de la nota:

“La tele tuvo un antes y un después de Tinelli. En el antes, los estudios televisivos estaban ocupados por periodistas, artistas, profesionales de la comunicación. En el después, por conversadores mediáticos, expertos en nada, escandalosos de clóset, bailarines que tropiezan, cantores que desafinan, discusiones de camarín.

La figura del “panelista” surgió como medio de vida, aun a costo de una variedad de opinólogos todo terreno con letra para todo y experticia para nada.”

El autor analiza lo que llevó a que esta cultura de la banalidad se haya impuesto hoy.

“Pero no pulularían tantos improvisados en las redes si no existiera esa nueva figura del público, ese espectador bobo, el mirón, la sociedad dominada por la pulsión del voyeurismo, el hedonismo exacerbado, el exhibicionismo y el culto endiosado de la imagen.

Hoy por hoy, los jóvenes no ven televisión, menos aún leen nada más largo que cinco renglones. Están todo su día al frente de una pantalla, de la compu o del celu, fisgoneando, mirando reeles, posts o historias, que definitivamente los convierten en “sujetos” de consumo por quienes, sí, lucran con sus inclinaciones o simpatías.”

También he leído notas que se preguntan si la Inteligencia Artificial (IA) no contribuye a esta situación. Por ejemplo, ¿Es ChatGPT el fin del pensamiento crítico en las aulas?

En realidad, todos estos análisis concluyen en que el problema no son las redes, la IA o la televisión, sino sus usuarios que han perdido capacidad de análisis y voluntad de dedicar tiempo y esfuerzos a entender la realidad y el mundo en profundidad.

En este sentido, se podría (he leído algo sobre eso) culpar a los millenials de esta tendencia. Recuerdo que se llama así a los nativos digitales, o sea las personas nacidas entre 1982 y 1994, en los que la tecnología ocupa un lugar central, ya que la mayoría de sus actividades pasan por la intermediación de una pantalla.

La tecnología es como un valor agregado a sus vidas (carrera profesional, proyectos personales, ocio). Y también como un modo de buscar la libertad.

Está claro que hemos avanzado asimétricamente: por una parte, la capacidad tecnológica (que va a seguir creciendo, y cada vez a mayor velocidad) y por otra, la capacidad de analizar el mundo y la realidad, capacidad que ha perdido importancia para las generaciones jóvenes (muchos/as ya no tanto) que valorizan mucho más su vida presente con cierto hedonismo novedoso.

Esta entrada ha avanzado con vida propia. Por ejemplo, me acordé de lo de tinellización. Lo gugleé y me encontré con esa buena nota que cité, y que me dio más material, y podría citar más ejemplos. El problema es que se ha alargado más de lo previsto y del formato que tengo para mis entradas. Es difícil que alguien lea materiales que excedan las tres páginas, no son ensayos.

Es real que, frente al problema planteado, lo valioso sería proponer soluciones viables, pero no es fácil en situaciones en que no se puede ir más allá de una recomendación o consejo que, por lo demás, es difícil que alguien lo siga, como la experiencia nos lo muestra.

Se puede echar la culpa a la escuela –muchos/as lo hacen, en verdad-, pero, me parece injusto porque es un problema más amplio y profundo.

A mis nietos/as les digo: “piensen, lean, analicen, vean las consecuencias”.

También se lo digo a los/las que lean esto.

Créanme, tal vez estén en juego nuestras formas de vida.

¿QUÉ HA PASADO CON NUESTRO PENSAMIENTO CRÍTICO?
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